sábado, 19 de diciembre de 2015

"MISERICORDIA QUIERO, NO SACRIFICIO"

            Acabamos de empezar el Año Jubilar Extraordinario de la Misericordia, proclamado por su Santidad Francisco I, un año cargado de simbolismo e importancia para todo aquel cristiano en estos inicios, que nuestra Hermandad ha celebrado tan intensamente acompañando a nuestra querida Hermandad de La Candelaria, en el traslado de su sagrado titular, Nuestro Padre Jesús de las Misericordias a la Santa Iglesia Catedral, para dar inicio del Año Jubilar en nuestra Diócesis, queremos compartir con vosotros un versículo del Evangelio de San Mateo, con el que la Hermandad se va a sentir identificada durante todo el año Jubilar, es el siguiente:


MISERICORDIA QUIERO, NO SACRIFICIO, porque no he venido a llamar a los justos, sino a pecadores. Mateo 9:13

            Referente a este versículo, tan breve pero tan cargado de significado en la vida de un cristiano, he querido compartir con todos vosotros un pequeño capítulo del libro "Semana Santa de Sevilla: Teorías y Realidades" de la Editorial ABEC editores y escrito por Don Manuel Jesús Roldán Salgueiro y Don Antonio Sánchez Carrasco, que rescatamos literalmente y espero que disfrutéis con su lectura. El escrito está enmarcado en Sevilla y localizado durante el trascurrir del Cristo de las Misericordias de la Hermandad de Santa Cruz, pero es fácilmente extrapolarlo a Jerez o a cualquier ámbito cofrade. 

Un día cualquiera de aquella semana, Jesús atravesaba por un rincón de la ciudad; los discípulos, que tenían hambre y parecían cansados, empezaron a entrar en bares y tabernas por el camino más corto. 

Los fariseos, al verlo, le dijeron: 
-Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en Semana Santa.

Les replicó:
-¿no habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y se comió hasta el pan de Alcalá que habían colocado en el paso de los Terceros, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes, tomando de postre hasta la uva que ya empezaba a estar madura. 
¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden cambiar sus liturgias en la Semana Santa, haciendo las homilías más cortitas para que a los fieles les dé tiempo a ver las cofradías en hora temprana sin incurrir en culpa?
Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo. Ay de vosotros fariseos, que me honráis de boquilla delante del Cardenal pero me ponéis a parir en los foros de Internet, que hacéis pública protestación de fe en las funciones pero os ponéis la careta de un seudónimo virtual para sacar las tiras de pellejo a los que llamáis vuestros hermanos, que os sabéis el latín de todas las liturgias pero no comprendéis el lenguaje sencillo del pueblo. Misericordia quiero y no sacrificio, os dijo ya algún profeta pero vosotros estabais   ocupados en recontar los votos impugnables del último cabildo o la desviación estándar de los cirios de la última candelería del palio. Porque el Hijo del Hombre es señor de todos y cada uno de los días de la semana. Por eso os digo, quien quiera seguirme que coja su cruz y me siga, que el Hijo del Hombre pasa incluso por las calles más estrechas y en numerosas ocasiones mira al Cielo para no ver la hipocresía de tantos de vosotros que me crucifican por segunda vez. Con razón alguno dijo de vosotros aquello de "Este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de mí". No lo olvidéis, misericordia y no sacrificios... 


Texto rescatado de la obra "Semana Santa de Sevilla: Teorías y realidades" de la Editorial ABEC Editores, escrito por Don Manuel Jesús Roldán Salgueiro y Don Antonio Sánchez Carrasco, págs. 125-127.

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