A veces los sueños se hacen realidad y eso es lo que ocurrió ayer. Casi trece meses habían pasado desde que el entorno de la ermita de Guía supiera de la presencia de los nazarenos del Cristo del Perdón. Demasiado tiempo de espera como para que el cielo no escribiera las líneas que le corresponden en esta Pasión que Jerez rememora anualmente. Del resto ya se encargaron las cinco cofradías que ayer hicieron estación de penitencia a la Catedral.
La Hermandad de la Borriquita fue la encargada de inaugurar la Carrera Oficial. El patio de la escuela de San José asistió a un rito no por repetido menos emocionante. Faltaba Manolito, a quien ayer muchos imaginamos por San Marcos y Rivero proclamando a los cuatro vientos la victoria del Xerez en Murcia, vaticinando su ascenso a Primera y augurando un Jueves Santo radiante de sol para su Señor de la Oración en el Huerto.
Tampoco estuvo Florián Utrera al frente del paso de Cristo Rey. Martín Gómez fue el encargado de tomar el relevo al capataz ya retirado. Extraordinario por cierto el trabajo de su cuadrilla de costaleros, como destacable también sería el acompañamiento de la Banda de Cornetas y Tambores del Cristo de la Victoria, de León, que demostró que en el norte de España también hay tortas de la música cofrade.
Detrás, la Virgen de la Estrella, vestida de manera primorosa por Fernando Barea. Ayer se cumplieron cuarenta años de su primera salida procesional bajo palio. Muchos de los cofrades que asistieron a aquel histórico momento siguen testimoniando su amor a la Estrella bajo el antifaz de raso celeste de la cofradía lasaliana. Manuel Serrano repitió como capataz, siendo la Banda de Música Enrique Montero, de Chiclana, la encargada de acompasar el caminar de estos costaleros con una rigurosa selección de marchas procesionales.
La cruz de guía de la Hermandad del Perdón se colocó tras el manto azul de la Estrella en el último tramo de Tornería. La de ayer fue una jornada especialmente dura para los cofrades de la ermita de Guía, que debieron realizar su salida procesional desde la Catedral como consecuencia de las inundaciones sufridas por su sede el pasado verano. Fue más breve por tanto su itinerario, aunque no por ello carente de momentos de intenso sabor cofradiero. Ese de Tornería, sin ir más lejos, sería uno de ellos. El cortejo ha ganado muchos enteros con la incorporación de la túnica de cola y la botonadura burdeos.
El Perdón confirmó que los milagros cofradieros existen. Nadie en la calle pudo percatarse de las carencias con las que la hermandad ha afrontado esta salida procesional. Manuel Jesús Tristán ejerció como capataz general de la cofradía, cuyo paso de palio fue acompañado por la Banda de Música Gailín, de Puerto Serrano, que interpretaría la marcha Esperanza de la Yedra al inicio de la Carrera Oficial.
De este modo, El Perdón pedía la coronación canónica de la Reina de la Plazuela, recordando también al desaparecido Mariano Ramírez, que durante muchas décadas fue el vestidor del Perpetuo Socorro y la Esperanza. La Hermandad del Transporte debió nuevamente prescindir de la calle Merced, acercándose al centro de la ciudad por Nueva, una calle que parece ya consolidada en su itinerario y que posiblemente se mantenga al menos a la salida una vez finalicen las obras de Santiago. La cofradía sigue trabajando para enriquecer los bordados del palio de Madre de Dios de la Misericordia.
El trabajo está siendo realizado por Ildefonso Jiménez y se ha centrado en esta ocasión en el interior de las caídas laterales. El aspecto del paso de palio ha cambiado de manera sustancial. Alejandro Barbadillo y José Manuel Muñoz repitieron como capataces de los pasos de misterio y palio, respectivamente. También lo hicieron las bandas de la Fundación Ruiz-Mateos, de Rota. La de cornetas y tambores acompañó al misterio y la de música al palio. La Hermandad de la Coronación de Espinas puso su cruz de guía en la calle a las seis menos cuarto de la tarde, buscando a continuación las entrañas del barrio de San Pedro, en uno de los momentos más destacables del Domingo de Ramos.
Las imágenes secundarias del misterio de la Coronación estrenaron nuevos ropajes, confeccionados por Fernando Calderón. De este modo se sustituía el vestuario que diseñara el propio autor de las imágenes, Luis Álvarez Duarte, cuando hace más de treinta años realizara el conjunto. La Banda de Cornetas y Tambores del Cristo de la Caridad se estrenó tras este paso de misterio, cuya cuadrilla de costaleros fue dirigida por Manuel Campos. También repitió en el paso de palio Isaac Núñez, que ha alcanzado ya cierta veteranía en los martillos a pesar de su indudable juventud. Tras el magnífico manto de María Santísima de la Paz en su Mayor Aflicción, la Banda Municipal de Música de Villalba del Alcor, de Sevilla.
La Hermandad de las Angustias fue la encargada de poner el contrapunto a esta primera jornada procesional. Tampoco presentó novedades destacables, sobre todo porque la de ayer fue una jornada de despedidas, toda vez que la Virgen de las Angustias será retirada temporalmente del culto después de Semana Santa para ser restaurada.
Los cantos del Stabat Mater se entremezclaron con el rachear de los costaleros mandados por Salvador Sánchez. El aroma del incienso y el azahar perfumaron el sereno rostro de esta dolorosa, que no falta a su cita con el Domingo de Ramos desde 1725. Se le espera en 2010, ya restaurada. El sueño ha comenzado
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