Reflexionando un poco, me he dado cuenta de que no es más nazareno el que más cerca de Cristo, ni el que va mejor vestido o acata mejor las normas, hay que sentirse nazareno todo el año y yo siento que este año, aún estando a casi 2000 kilómetros de Jerez, me voy a sentir más nazarena del Cristo del Perdón que nunca.
Así concluían mis breves líneas hace un año, cuando me invadían tantos sentimientos al estar lejos de todos los míos. De nuevo las retomo, pues son otros los pensamientos, los sentimientos y me gustaría compartirlos con todos mis hermanos.
Es verdad y ahora le doy la razón a todos aquellos que me lo decían antes de irme con la beca Erasmus que cuando una está lejos, cuando no tiene todo lo de toda la vida a mano, las cosas se valoran el doble y se saborean cuando vuelves a tenerlas como si se te fuese la vida en ello. Y con mi hermandad es muy posible que me pase algo así. Siempre he sido “la niña” entre aquel grupo joven de antaño y bueno lo sigo siendo ya para los no “tan jóvenes” y me gusta seguir siéndolo, y lo mejor que me llevo de todo ese grupo es que no sólo somos hermandad cuando vamos a cultos, cuando vamos a quinarios sino lo más importante que es somos hermanos siempre y por encima de todo.
Desde mi aprendizaje ahí está la esencia de todo, en constatar siempre aquello que nos aporta algo en la vida por pequeño que sea y he aprendido con el tiempo que no hay que quedarse con aquello que en algún momento nos dolió, nos hirió o simplemente no nos gustó y quedarnos y disfrutar de las cosas buenas, de las alegrías, de los logros porque de ello dependerá que miremos hacia delante con positividad, con cariño. Como alguien me dijo una vez, no somos más que el resultado de nuestro pasado y la consecuencia será nuestro futuro. Por ello pienso que hay pensar siempre en el presente y que nos acompañen los recuerdos bonitos del pasado y aquellos de los que aprendemos cada día para ser mejores personas.
Cuando hablo de mi Hdad del Perdón, se me llena la cabeza de recuerdos, de pensamientos, y a veces se que no he visto las cosas con claridad, o que tenido muchas dudas pero desparecen con el tiempo, porque es éste último el que me recuerda todo lo que hemos luchado con esfuerzo, dedicación, fe, voluntad, amor y mucha paciencia. Ahora valoro todo esto con más tesón y perseverancia. Esto no son más que pensamientos que se me vienen a la cabeza y el mensaje que me gustaría compartir con vosotros es que con todo ello hemos llegado hasta aquí, y con todo ello y estando unidos podremos lograr todo lo que nos propongamos. La clave está en estar todos a una, sin sesgos ni rencillas ni pasados ni futuros, sin beneficios y sin intereses. Nuestro objetivo, seguir siendo Hermandad no solo dentro de nuestra sede, sino fuera, no ponernos unas barreras tan simples como unas pareces y puertas. Demostremos eso, y hagámoslo desde dentro, no juzgando sino apoyando y colaborando, y no dejemos nunca de ser ejemplo de lo que significa la palabra hermandad.
Y a ti nazareno, pues en esta época en la que tanto necesita nuestra hermandad de nosotros, apoyémosla y hagamos que nuestros cortejos brillen el domingo de ramos. Pues los jóvenes somos el futuro de todo y de nuestra hermandad también, cuidémosla, vamos a mimarla y aprendamos lo que significa vestirse de nazareno, que mejor momento de recogimiento, oración, reencuentros y reflexiones. Pienso que las personas se hacen y no nacen de una manera o de otra y estos momentos, estas horas bajo nuestro antifaz hacen que dediquemos un tiempo a nosotros y a Ellos, a reconocer errores y a buscar la manera de mejorar. No seamos superficiales y conozcámonos y progresemos.
Gracias a todos aquellas personas que me habéis enseñado estos valores y que me enseñáis cada día a arraigarlos más en mi caminar.
Gracias
No hay comentarios:
Publicar un comentario