
La fiesta de la Encarnación del Verbo en el Seno de Maria - 25 de marzo - cae siempre entre los acentos tristes de Cuaresma, y difícilmente se le puede dedicar la debida atención a este gran misterio. La fiesta más antigua dedicada a Maria fue sin duda alguna la de Navidad. Juntamente se celebra al Hijo y a la Madre. Pasado algún tiempo se le quiso dar solemnidad también a la Fiesta bajo aspecto mariano propiamente dicho y por ello pensaron en instituir esta festividad de hoy.
Todo el tiempo de Adviento es tiempo de "esperanza" en el Mesías que ha de venir a salvar a la humanidad. Los Profetas y Padres del Antiguo Testamento procuraban mantener siempre encendido el fuego de la esperanza en el Mesías venidero. Se oía una voz que decía: "Alegraos en el Señor y de nuevo os lo repito, alegraos, con una alegría inextinguible, porque el Señor esta cerca". Y otra con acentos mas impacientes: "Alégrense los cielos, salte de gozo la tierra y vosotros, montes de Israel, extended vuestras ramas, cubrios de flores, vestid vuestro ropaje de fiesta... Regocijaos con Jerusalén todos los que la amáis porque he aquí que yo me acerco a ella como un río de paz y como un torrente que inunda de gloria a las gentes".
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